Brigitte empezó a buscar ayuda de un lugar a otro en incontables programas de esos de ’12 pasos’, con la esperanza de encontrar alguna solución a su ansiedad y a la sensación de que su vida era un desastre.
Para empeorar las cosas había dejado de fumar, y de pronto se vio brutalmente enfrentada a la vida cruda, sin ninguna protección o anestesia.
Después de mucho rodar en busca de ayuda, un conocido le sugirió visitar a ‘los monjes’ en la famosa abadía de San Benito en Saint-Benoît-du-Lac, Quebec.
La idea le pareció bizarra, pero la intrigó enormemente por lo que decidió acudir, aunque con todas las reservas del mundo.
‘’Me dirigí al monasterio armada con todo el desprecio y el odio por la iglesia que había guardado durante años de estudios radicales feministas en los que la Iglesia es el enemigo número 1’’.
Al entrar al convento le fue asignado un pequeño cuarto y un monje con el que podría conversar dos veces al día. ‘’Durante tres días seguidos le grité, lo acose, prácticamente echaba espuma por la boca en la cara del monje; dragando cada insulto, cliché, o bajeza que recordara o inventara sobre el cristianismo. Estaba tan ofuscada, tan herida, tan molesta haciendo pagar al monje por mis problemas que este solo podía limitarse a mirarme y a mover la cabeza en signo de negación a las acusaciones que yo le hacía’’.
Al final del tercer día, después de gritar durante seis horas como un perro rabioso simplemente se le seco la garganta y se le acabaron los insultos. Luego de un corto silencio el monje la miro y le dijo: ‘’No tienes idea de cuánto te ama Dios. Él te hizo de la nada, Él te conoce, tú eres Su hija. No te avergüences, renuncia a todo, renuncia a todo por Él que te ama mucho’’.
Aquellas palabras en ese momento la dejaron en el suelo. Brigitte no puede explicar cómo fue capaz de dejar atrás el único estilo de vida que conocía hasta ese momento, ella simplemente reconoce que Dios la condujo hacia Él tal y como ella se lo suplico aquella noche desesperada.
Hoy Brigitte está felizmente casada con un hombre que la adora. Trabaja desde su casa como periodista independiente mientras cuida de sus seis hijos. Su vida no es sencilla, para poder disfrutar de un poco de tranquilidad debe despertarse a las 4am y así disponer de un poco de silencio y tiempo personal.
Cuando habla de las diferencias entre su vida ahora y sus días de vida gay bromea diciendo: ‘’vivir con un hombre es definitivamente un rollo, pero vivir con una mujer es un infierno’’.