David MacDonald era el primer actor del musical ‘Cats’ a principios de los años 80’s en Broadway. A los 21 años tenía una voz potente y una carrera prometedora: sería reconocido en todo el país pues ‘Cats’ se preparaba para una gira nacional en EEUU.
Pasada la ‘revolución sexual ‘, la idea de castidad era simplemente inexistente para David y los demás hombres y mujeres de su generación. Lo común era pensar que si se quería tener sexo, simplemente ‘se hacía’ sin ningún problema. “Yo no sabía lo importante que era el sexo, que las personas mueren por el sexo, que la gente nace por el sexo, que los corazones quedan destrozados, y que las naciones se desploman como resultado de la inmoralidad sexual. Yo no sabía nada de esto. Yo solamente sabía lo que yo deseaba” dijo recientemente David desde Canadá.
Sin un concepto real de las relaciones y la condición humana, cuando su novia le hizo saber que esperaban un bebe, pensó que no le convenía asumir la responsabilidad de tener un hijo en ese momento. Sin dudarlo pago los 300 dólares que costaba solucionar el inesperado ‘inconveniente’.
Pero el verdadero problema surgió entonces. Su novia quedó completamente devastada por el aborto y David en una búsqueda desesperada por aliviar su dolor se refugió en el único desahogo conocido: drogas y más promiscuidad.
“No hay lugar a dónde ir cuando se comete un error como ése y uno no conoce a Dios. Así que continué hundiéndome en una espiral que solo me llevaba a dar vueltas de un lugar a otro’’. La cultura que le había enseñado a tener sexo sin límites no lo preparó para lidiar con sus consecuencias.
Las presiones y el stress que sufría lograron en poco tiempo hacer mella y finalmente acabar con sus cuerdas vocales que no soportaron la tensión y el esfuerzo constante al que eran sometidas dentro del cuadro nervioso de David. El potente cantante se quedó tristemente sin voz y sin carrera.
‘’La vida no tiene precio. Traté de ponerle $300 a la vida de mi hijo y a mi tranquilidad y no funcionó”.
Ahora es un activista en contra del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo.
‘’El camino de sanación por el aborto, fue un camino muy duro. Comenzó cuando me puse de rodillas. Mi vida era sin Dios, y sin Dios uno no tiene nada. No importa cuán exitoso seas, nada tienes si no tienes a Dios”, señaló MacDonald.
La cultura en la que vivimos nos hace creer que tener familia es incompatible con el éxito profesional y hasta a veces incompatible con la felicidad cuando la realidad es todo lo contario. No estamos completos hasta que formamos parte de un núcleo familiar donde nos sentimos apreciados y valorados como la persona que realmente somos.