Considero decepcionante la ligereza con la que los médicos cuya especialización es traer niños al mundo, se hacen voceros de recomendaciones que creen ‘en boga’ y que además son contrarias a su Juramento Hipocrático de consagrar sus vidas al servicio de la humanidad teniendo absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.
Peor aún, cuando esa vocería se convierte en el sustento de una seria amenaza contra la vida de innumerables seres humanos, se hace urgente una posición ética firme y suficientemente clara en consonancia con las obligaciones contraídas al momento del Juramento y con su propia conciencia.
Es el caso de la Sociedad Venezolana de Ginecología y Obstetricia, en cuya revista se exponen propuestas sanitarias que están sirviendo de sustento para reclutar incautos en pro del proyecto abortista que se pretende imponer en el país.
Está visto que los médicos de la FIGO (Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia) han sucumbido ante la retórica reduccionista y salvaje de los abortistas, pero advierto que, en Latinoamérica no van a encontrar esa misma genuflexión por parte de quienes defendemos la dignidad de los más frágiles y de la mayoría de los miembros de la sociedad civil.
Los grupos abortistas en Venezuela se han valido de recomendaciones ‘generales’ de la FIGO publicadas en la Revista Venezolana de Ginecología y Obstetricia; que no buscan el bienestar de cada paciente en cada caso específico. Son recomendaciones cuyo objetivo es contribuir con la eliminación de los embarazos no deseados acabando con los niños por nacer.
Se trata de una agenda ideológica inhumana que esta desfasada en relación a la realidad de hoy y que además ha demostrado ser un fracaso absoluto en donde se ha aplicado. Casos alarmantes como el del Reino Unido son ejemplos dramáticos de ello.
Como es que los médicos han perdido la brújula ética para deshumanizar la vida de esa manera? Como pueden referirse a un ‘tratamiento’ cuando hablan a en relación a la eliminación de sus pacientes más frágiles? Lamentablemente, ese es el impacto que dejado en la medicina 40 años de despenalización del aborto.
Es mucho más fácil quitarle valor humano al ser frágil que se origina de la concepción, que permitirle interferir con el ‘derecho’ una sexualidad inconsciente. Quienes defienden el aborto lo que defienden en realidad es su incapacidad de asumir las consecuencias naturales de una actividad sexual irresponsable.
Si el bienestar individual de las mujeres fuese prioridad para la FIGO, los médicos que la integran deberían promover la reversión desastrosa de la libertad irresponsable en el estilo de vida, que es la que ha producido una rampante promiscuidad sexual y el aumento de las muertes consecuencia de abortos.