De por qué el aborto no es una elección de las mujeres
Durante la clase magistral que ofreció esta semana en London School of Economics, sostuvo usted que es prerrogativa de las mujeres embarazadas decidir si terminan o no su embarazo, argumento que ha sido la ‘vaca sagrada’ del movimiento feminista durante los últimos 40 años. Esa retórica del ‘derecho a elegir’ es la gran estafa a las mujeres. Quienes defienden el ‘derecho a elegir’ de las mujeres no hacen otra cosa sino contribuir a la opresión del género femenino.
El ‘progresismo’ dicta que la actitud conveniente es terminar con un embarazo no deseado. Pero la evidencia demuestra que este procedimiento pone en peligro a la madre mental y físicamente y además termina con una vida humana. La madre es sometida sin rodeos a una cirugía lesiva de la que luego se espera que continúe con su vida como si el evento jamás hubiese ocurrido. En otras palabras, el aborto es ofrecido como la fórmula para mantener el Statu quo.
Gracias al aborto, el padre del bebe no tiene que hacerle frente a su paternidad y asumir las responsabilidades de la familia que el mismo ha contribuido a formar. El gobierno no tiene que proveer de cuidados médicos, vivienda, educación y soporte financiero al niño que viene en camino. Los empleadores no tiene que adaptarse a las necesidades de la madre y el niño, el padre de la adolescente embarazada no tiene que pasar por la vergüenza de verle la cara a sus vecinos, etc…
Realmente las mujeres tienen otras opciones, pero irónicamente el aborto les impide verlas y tomar una decisión que vaya acorde con su bienestar y el del niño por nacer.
Ninguna mujer en el fondo quiere un aborto, sin embargo cada año se practican millones de ellos alrededor del mundo. Y ocurre así porque las madres que se encuentran ante un embarazo en crisis no ven otro camino alternativo. Se trata de la opción desesperada, usualmente tomada bajo la presión sutil pero efectiva de compañeros sentimentales, padres avergonzados, amigos, empleadores, etc. NO es una decisión libre y responsable.
A las mujeres que enfrentan embarazos en crisis se les niega constantemente el derecho a ser sinceras consigo mismas, ellas merecen el derecho a tener verdaderos derechos y opciones, no meros slogans sin contenido real.
Pero por si esto no fuese suficiente, cabe la pregunta: quien tiene el derecho a privar de la vida a otro ser humano? No solo está en discusión el cuerpo de la madre, también se trata del derecho de vivir del niño que está por nacer.
Ojala y su gobierno hubiese puesto más empeño en profundizar en la dignidad y las necesidades reales de las mujeres y las familias colombianas, quizás ese es el verdadero antídoto contra el terrorismo y el subdesarrollo.