sábado, 21 de enero de 2012

El Juego Perfecto (William Dear, 2009), nueve niños y un mismo sueño


Los adultos tenemos la tendencia a mirar las dificultades como obstáculos a veces insuperables que nos paralizan y nos llevan a encerramos en un hoyo negro que pareciera no tener salida. Pero los niños en cambio tienen la capacidad y el valor de ver en cada limitación una posibilidad. Los pequeños dan con frecuencia el ejemplo que inspira a los mayores a vencer las dificultades y a salir adelante.

Ese es el caso de nueve niños mexicanos desventajados, quienes en 1957en una época de odio racial, logran la increíble hazaña de formar un equipo de beisbol de ligas menores y salen de México hacia los Estados Unidos con solo lo que llevan puesto para alcanzar su sueño.   

Es con seguridad una película favorita entre chicos y adultos. La historia basada  en hechos de la vida real cuenta el camino que recorrió el grupo de niños con el apoyo del Padre Esteban, su líder espiritual, desde que éste pide a Dios ayuda y esperanza para los niños.  La respuesta llega con Cesar Faz, que viene de los Cardenales de San Luis.

Angel Macias un niño con un padre deprimido por la muerte de su hijo mayor, lidera el grupo. El chico y sus amigos aunque sin equipo completo, ni campo de juego apropiado, ni siquiera un entrenador, organizan en tiempo record el equipo más desvalido y optimista de la historia.  

Aunque  víctimas y testigos de hostilidad y racismo, Los Industriales de Monterrey acudieron al campo Norte Americano con la esperanza de ganar  los play off y conseguir el respeto de sus vecinos del norte.
La película no solo muestra la gran hazaña de los chicos, sino también como los mayores alrededor de ellos recuperan la fe y la esperanza gracias al ejemplo de coraje y entusiasmo de los pequeños. Y es que justamente el secreto del triunfo y la superación está en darse apoyo mutuo con gente que comparta la misma meta y los mismos sueños, con diferentes habilidades, un poco de liderazgo profesional, espiritual y una actitud positiva ante los retos que aparezcan en el camino.