miércoles, 28 de marzo de 2012

Sarah y Bernard Drum: decididos por la familia, el trabajo y la fiesta!

Sarah y Bernard fueron los mejores amigos antes de comenzar su noviazgo. Siendo adultos jóvenes y aun estudiantes de la universidad, decidieron comprometerse.
Nadie entendía por qué siendo tan jóvenes deseaban casarse. En vez de recibir felicitaciones y muestras de alegría, eran bombardeados con frases de ‘alarma’ recordando que aún estaban estudiando y que deberían esperar algunos años hasta que los dos estuvieran graduados, hecho una carrera y dado el depósito para una casa.
Inicialmente la pareja conversaba y explicaba su decisión, especialmente a sus padres, pues Sarah y Bernard entendían que los padres tenían el deber de cuidar por el bienestar de sus hijos. Pero descubrieron que a pesar de sus explicaciones los amigos, colegas y conocidos estaban desconcertados con sus ansias ‘prematuras’ de un compromiso para toda la vida.
La gente empezó a decirles que el matrimonio era conveniente, pero no antes de graduarse, ni antes de haber hecho los arreglos para ser dueños de una casa o acumular suficientes anécdotas sobre los sitios visitados y las culturas experimentadas.  La mayoría de los conocidos sostenía que solo cuando esos objetivos eran logrados entonces la gente podía casarse.
La pareja no llenaba ninguno de esos ‘requisitos’ y aunque Bernard ya trabajaba a tiempo completo en la industria de la ingeniería civil, para el resto del mundo simplemente no era el momento. Algunos hasta les decían que era tonto el simple hecho de andar fantaseando con la idea.
A pesar de todo y de todos, Bernard y Sarah sintieron que estaban listos y que su decisión era la adecuada en términos reales: sus temperamentos eran compatibles, tenían las mismas creencias y los mismos objetivos en la vida. Habiendo vivido la castidad antes del matrimonio se dieron cuenta de que lo importante no era vivir confortablemente sino abiertos al don de la vida y a los sacrificios que esta postura implicara. Se encontraron bendecidos por Dios y llamados a contraer matrimonio y a formar una familia.
Si la gente los llamo irresponsables por decidir contraer matrimonio, eso no fue nada comparado con decirles que esperaban su segundo hijo (desafortunadamente perdieron el primero durante el embarazo). Hasta los dueños de las tiendas y las señoras mayores sentían la necesidad de recordarles ‘lo mucho que costaba un niño por estos días y con el agravante de que ambos estaban estudiando!’ La gente los trataba como si en vez de pedir una cita con la partera deberían pedir una con un psiquiatra! En la calle les preguntaba cosas terribles como: y van a tener  al niño? o no estaba planeado, verdad?.
En el mundo egocentrista en el que vivimos a nadie se le pasa por la mente que  casarse y tener hijos es un don, sino que esta parece ser una opción indeseable hasta que haber disfrutado de otras cosas ‘más importantes’. La realidad casarse demasiado mayores trae consecuencias indeseables tanto para el cuerpo como para el alma como la perdida de la posibilidad de tener hijos y más dificultad para adaptarse a una nueva vida en pareja luego de haber vivido por largos años solo.
Con 24 y 22 años, Bernard y Sarah no habían recorrido el mundo, ni terminado sus estudios, ni tampoco habían comprado su propia casa.
Pero decidieron casarse aun cuando no cumplían con los requisitos sociales para poder hacerlo. Hoy tienen tres pequeños y disfrutan de la familia, el trabajo y la fiesta.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Descubrir a Natalia Goleniowski Parte II


Gradualmente la niña empezó a crecer y con la ayuda de una intensa fisioterapia sus miembros comenzaron a fortalecerse.
Para Hayley fue increíble cuando la vio sentarse por primera vez, tenía diez meses y significó un logro enorme.
Al año Natalia dejo a todos boquiabiertos cuando dijo su primera palabra: Teddy. A los veinte meses dio sus primeros pasitos.
A los dos años le practicaron una cirugía para sellar los orificios en su corazón. Desde entonces no deja de dar pasos agigantados. Tiene mucha energía y ha desarrollado su propia personalidad.
En septiembre pasado Natalia consiguió otro logro que la familia pensaba imposible, Natalia comenzó a asistir a una escuela normal.
Cuando Natalia tenía cuatro años la familia fue de vacaciones a Jamaica, allí fueron abordados por una fotógrafa que también estaba de vacaciones y les pregunto si podía tomar algunas fotos de la niña. Estaba muy impresionada de cuan fotogénica era.
Por esos días Hayley leyó la historia de un niño con Síndrome de Down que conquistaba Estados Unidos como modelo. Decidió escribirle a dos compañías de ropa junto con una foto de Natalia pero sin esperanzas  de obtener ningún resultado. Increíblemente ambas compañías respondieron invitando a Natalia a una audición.  
Natalia fue escogida para modelar para los catálogos y también online. Fotógrafos y empresarios estaban encantados con la ternura y la belleza que trasmitía.
Desde entonces la orgullosa madre ha recibido el interés de varias otras organizaciones incluyendo compañías que ofrecen paquetes vacacionales y que quieren contratar a Natalia para sus campanas publicitarias.  
Hayley , dedicada tiempo completo al cuidado de sus hijas, cuenta que a donde quiera que va la gente la detiene para decirle que tiene una niña preciosa.
Solo con su sonrisa derrite el corazón más duro Natalia Goleniowski  con solo 5 años de edad se ha hecho paso por sí misma en el mundo del modelaje.
Después de que casi muere al nacer, de que sus padres temieran que nunca aprendiera a caminar o a hablar, de batallar a la edad de dos años contra una neumonía  y una cirugía de corazón abierto, ha sido contratada para modelar las prendas de dos prestigiosas compañías de ropa mientras otras hacen fila para lucir a Natalia en sus campañas.
Hoy en día Hayley está más orgullosa que nunca de su hija, pero lo que más aprecia es saber que otros pueden ver en Natalia lo mismo que ella y su familia ven.

Descubrir a Natalia Goleniowski Parte I

Hayley  Goleniowski y su esposo Bob esperaban con ilusión a su segunda bebé. Tenían ya una niña muy saludable, Mia, que hacia las delicias de la pareja.
El embarazo fue totalmente normal, lo único particular fue que en el tercer mes de embarazo detectaron una medida inusual del cuello de la bebé y les dijeron que podía ser Síndrome de Down. Como la probabilidad era de 1 en 300, decidieron no llevar a cabo más pruebas,  (la amniocentesis conlleva importantes riesgos) y se olvidaron del asunto.  
La pareja escogió tener a su segunda hija en casa. Las parteras llegaron cuando ya era casi el momento del nacimiento. Todo parecía normal y en calma hasta que la niña nació y fue entonces cuando se prendieron las alarmas.
Natalia estaba azul y no respiraba, Hayley y Bob se dieron cuenta de que algo andaba muy mal cuando la partera empezó a aplicar procedimientos de emergencia y una ambulancia llego inmediatamente para llevárselos al hospital.
Mientras los padres esperaban en una habitación contigua, los médicos luchaban para salvar la vida de la pequeña. Luego de una espera de cuatro horas el especialista salió de la sala de emergencia a hablar con la pareja para informarles que su hija estaba críticamente enferma y además tenía Síndrome de Down.
Helen recuerda las palabras exactas de su esposo en ese momento. Bob dijo inmediatamente: ‘’Bueno, ella es nuestra bebé y nosotros la amamos de cualquier forma’’. Su hija mayor Mía también la adoro desde que la conoció.
Pero Hayley estaba impávida. Se encontró incapaz de ver a la pequeña. Sentía que quería regresar a casa y olvidar que había tenido un bebé, por terrible que sonara.  
Las cosas no mejoraron cuando vio a Natalia. La miró en la incubadora y pensó que no era hermosa y que ni siquiera lucia como su bebé. Sentía que había tenido un alíen.
El medico les advirtió que la niña tenía dos orificios en su corazón y que los próximos días serian críticos. Bob inmediatamente pensó en bautizar a Natalia en el hospital y así fue.
Esa noche la pareja fue enviada a casa y sucedió que al día siguiente la madre comenzó a conectar con su hija.
Cuando la volvió a ver al día siguiente rodeada de tubos y aparatos sintió compasión y deseó con todo su corazón que su hija viviera.
Luego de pasar tres semanas en el hospital pudieron traer a Natalia a casa. Pero nadie les aseguró que su hija podría caminar o hablar en el futuro. Estaba casi siempre enferma, la familia entraba y salía del hospital  y la niña estaba constantemente tomando antibióticos.

jueves, 8 de marzo de 2012

El terrible futuro de la fertilidad femenina

La píldora anticonceptiva cumplió el año pasado 60 años de haber sido descubierta por el profesor Carl Djerassi. Para el momento del descubrimiento de la píldora, Djerassi no tenía idea de cómo esta transformaría la sociedad. La rapidez con la que fue aceptada impresiono a sus propios creadores en los sesenta.
Según el científico, la píldora dio a las mujeres el control sobre su fertilidad y la libertad de practicar sexo sin su consecuencia natural: el embarazo. Djerassi es frecuentemente cuestionado sobre la relación directa de la píldora con la revolución sexual y el cataclismico cambio en las actitudes de las sociedades.
Aparentemente el profesor no ve ningún vínculo entre el uso del control de natalidad, la proliferación de la promiscuidad y la desestructuración de la familia tradicional.
La píldora, que interfiere con el ciclo natural de fertilidad femenina estimulando las hormonas, ha sido acusada de convertir a las mujeres en instrumentos sexuales para los hombres, pues estos terminan aprovechándose del disfrute sexual sin asumir compromisos.
Pero la anticoncepción artificial, considerada por muchos como uno de los mayores desastres médicos del siglo veinte desde el punto de vista moral y ético todavía está por evidenciar otra consecuencia espeluznante.
El profesor Djerassi ha dicho que cree que si sigue aumentando el número de mujeres que retrasan la maternidad por razones económicas, su invención podría estar pronto sobrando. Las mujeres del futuro optarían por hacer uso de otros métodos que se adaptasen ‘mejor’ a sus ‘necesidades’.
Hay un número enorme de mujeres con altos grados educativos que cuando se enfrentan a su reloj biológico, le ponen más atención a sus ambiciones profesionales. Antes de que se den cuenta ya cumplen 30 años. A la edad de 35  ya habrán perdido el 95 por ciento de sus óvulos y el resto envejecen muy rápidamente.
En la Universidad de Stanford, donde Djerassi da clases, hay profesoras e investigadoras que trabajan entre 60 y 80 horas a la semana y han decidido congelar sus óvulos para usarlos luego. Hoy en día no es inusual encontrar mujeres en la menopausia dando a luz o parejas del mismo sexo convirtiéndose en padres por medio del uso de tecnologías reproductivas (donación de óvulos, de esperma, FIV.
El profesor Djerassi admite que esta es la consecuencia lógica de separar el sexo de la reproducción.
Así se puede encontrar sexo sin bebes y bebes sin sexo, el mundo al revés.
En una sociedad donde la familia y las relaciones humanas no son protagonistas, el futuro de la fertilidad femenina luce totalmente artificial y antinatural. Las mujeres trabajan como hombres para acumular superioridad social y económica. Después quieren ser madres cuando ya la naturaleza dicta que no están aptas para lograrlo.
Un futuro nada deseable para nuestras hijas.  
Profesor Carl Djerassi, inventor de la píldora