Según las estadísticas hoy
en día hay mas parejas viviendo en concubinato que en los últimos cincuenta años.
Hay quien opina que el matrimonio es solo un pedazo de papel y los que se van a
vivir juntos sin casarse manifiestan que se encuentran muy bien así.
Pero la evidencia demuestra que esa actitud despreocupada
encubre una dolorosa realidad: el concubinato es una fuente enorme de
inestabilidad familiar y social. Y esto es debido a que
las uniones de hecho son útiles para quienes no están comprometidos con la vida
en común.
El concubinato enmascara
una gran variedad de niveles de responsabilidad (me comprometo hasta donde yo
quiero o me comprometo en lo mínimo) sin tener realmente en cuenta al otro.
No se trata de una
alternativa al matrimonio sino de un mero acomodamiento de las necesidades personales
inmediatas. El resultado es que quienes cohabitan tiene 50% mas probabilidades de separase que las parejas casadas (con la consecuencia lógica
de stress y sufrimiento).
El concubinato es
particularmente desastroso para los niños envueltos en la unión. La evidencia demuestra
que frases como ‘uniones estables’ se refiere solo a aquellas que producen
hijos y viven bajo el mismo techo en un momento determinado pero sin niveles
reales de compromiso. Solo 1 de cada 10
mujeres que han tenido su primer hijo en concubinato continúan viviendo con la
misma pareja 10 años después del nacimiento de su hijo.
Las estadísticas también
evidencian que las uniones concubinarias que producen hijos son más propensas a
disolverse. Así, cuando una mujer procrea un hijo en concubinato, se reducen
las probabilidades de que se case con el padre de su hijo.
El concubinato no
se equipara al matrimonio en cuanto a
sus resultados. Las uniones matrimoniales de quienes se casan luego de haber
convivido tienden a ser menos solidas que las de quienes esperaran casarse para
irse a vivir juntos.
Comparados a las parejas
casadas, quienes viven sin casarse reportan relaciones de menor calidad y menos
bienestar psicológico y financiero.
Los concubinos son menos
propensos a reconciliarse después de una separación y también son el doble de
propensos a experimentar infidelidad.
Las parejas que cohabitan sin tener planes de matrimonio tienden a
reportar relaciones de menor calidad que las parejas casadas. Reportan tener
mas peleas, violencia, bajos niveles de justicia y ser menos felices en sus
relaciones. Los individuos que viven en concubinato tienden a reportar mayores
niveles de depresión.
Y es que ‘vivir
juntos’ no se trata solo compartir el espacio, el dinero y el tiempo. Para que
una relación sea real tiene que estar fundada en la entrega gratuita al otro. Es
indispensable el compromiso y asumir las responsabilidades que de él surgen.
Why Marriage Matters
Cohabitation: An Alternative to Marriage?
Marriage-Lite
Vale la pena!