viernes, 18 de febrero de 2011

Lo que Abby Johnson no había planeado. Parte 1



Lo que Abby Johnson no había planeado. Parte 1.
Abby Johnson es una mujer residente en Texas EUA, quien trabajo durante ocho años para la trasnacional ‘Planned Parenthood’,  la cadena de clínicas abortivas más grande del mundo.  Empezó como voluntaria en el Centro de abortos ubicado en Texas y llego a ser su directora.
Su relación con ‘Planned Parenhood’  comenzó después de que en una feria de trabajo se vio atraída por la típica retorica utilizada por los defensores del aborto: primero, la supuesta reducción de la tasa de abortos como consecuencia de su accesibilidad y segundo el hecho de tratarse de una ‘opción personal’.
Antes del nacimiento de su primer hijo y al mismo tiempo que enfrentaba presiones de la cadena de clínicas para lograr las cifras mensuales de ganancias que le exigían, experimento dos abortos.  A pesar del dolor de sus pérdidas y de la desilusión que le causaban las presiones para hacer crecer ‘el negocio’, continúo apoyando la idea del ‘derecho al aborto’.
Pero la realidad no tardaría en sacudirla. En septiembre  de 2009 y debido a una falta de personal en la clínica, fue llamada por primera vez a colaborar en un aborto guiado con la ayuda de ultrasonido. Así fue como en la pantalla del monitor pudo ver a un bebe de 13 semanas en el vientre materno luchar por su vida.
La primera impresión que sufrió, al ver la pantalla fue darse cuenta de la similitud de la imagen del bebe de 13 semanas, con la imagen que había visto de su propia hija cuando estaba embarazada.  
Durante los próximos minutos pudo ver como el bebe que ella creía incapaz de sentir, se retorcía y daba vueltas para evitar el tubo en el que sería aspirado.
Abby Johnson relata en su libro: ‘’Por un momento el bebe lucia como si estuviese siendo exprimido como un paño de cocina que se retuerce con fuerza. Luego desapareció a través de la cánula ante mis propios ojos. Lo último que vi fue la pequeña y bien formada columna vertebral que fue rápidamente absorbida  por el tubo’’. 

Perturbada por lo que había visto, solo encontró consuelo en la organización pro-vida Coalición por la Vida, cuya sede está muy cerca de la clínica. Su director Shawn Carney  y ella se conocían desde hacía algunos años, cuando el líder pro-vida lideraba las protestas en contra de la clínica Texana.  Su vida había cambiado radicalmente: la compasión por las mujeres en crisis que la había llevado a trabajar para la clínica, la hizo comprender que el aborto les añadía un cumulo de problemas adicional a los que ya enfrentaban.