Esta semana en el marco previo a las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, uno de los pre-candidatos dijo durante una entrevista que no estaba de acuerdo con el aborto pero quizá el pueblo sí, y agrego que su equipo esta ‘claro en el tema de la inclusión’.
Indicó que los temas polémicos, como el aborto y el matrimonio gay, deben ser consultados con el pueblo para su aprobación.
Pero es razonable esta oferta electoral? Más bien parece una estrategia improvisada para captar votos en un país donde el lobby gay y progresista tiene ya cerca de 10 años trabajando incesantemente para cambiar la opinión publica de una sociedad mayoritariamente cristiana y fundada en los valores familiares.
Si partimos del supuesto de que todos los seres humanos somos iguales y no es admisible la discriminación ni por la por edad, el sexo, la raza o la religión, u otro elemento diferencial, entonces también deben ser tomados en cuenta los derechos de los niños por nacer. La única diferencia entre estos y quienes promueven el aborto es tiempo, de resto son seres humanos con los mismos derechos de quienes potencialmente votarían a favor o en contra de su eliminación.
Quien tiene el derecho a decidir si una madre puede matar a su hijo?? Como se puede hablar de inclusión cuando se ofrece la posibilidad de excluir a los seres humanos más vulnerables según lo dicte o no la mayoría??
La ligereza de sus comentarios tampoco toma en cuenta la experiencia de los países donde el aborto es legal desde hace décadas y que hoy en día sufren las consecuencias de esta práctica salvaje y carente de toda sensibilidad humana.
Rusia, la primera nación que legalizo el aborto en 1920, acaba de rectificar y restringir la práctica luego de ver el impacto que ha tenido en su población.
En otros países como EUA, la opinión pública ha variado enormemente gracias a que los avances genéticos y científicos han permitido confirmar que la vida comienza al momento de la concepción. Así lo que parecía ser mayoría hace algunas décadas, hoy no lo es. La consecuencia es la pérdida de varias generaciones que hoy bien pudieran estar contribuyendo al beneficio económico y social de la nación norteamericana.
Pablo Pérez se precipita a proponer una consulta sobre las uniones gay sin que antes haya habido un debate profundo sobre un tema tan sensible para las familias y para la sociedad. Debe Venezuela sucumbir tan fácilmente a las presiones de un grupo ruidoso pero minoritario?? Este mismo año la Asamblea Nacional Francesa se negó de nuevo el matrimonio gay precisamente sobre las bases de la protección a la familia.
Los venezolanos y los latinoamericanos merecen seguridad social, habitacional y laboral y sobre todo soporte a las familias biparentales de padre y madre, núcleo de la sociedad y lugar idóneo para el desarrollo personal. Un país necesita que sus líderes se preocupen de cuidar de sus niños nacidos y por nacer y de proveer a las familias con el soporte necesario para criar a las próximas generaciones.