Hay una diferencia moral enorme entre examinar a los futuros padres para determinar si poseen algún gen en particular con el fin de evaluar el riesgo de tener un bebe afectado seriamente (lo cual podría sugerirle a estos padres optar por la ruta de la adopción) y por otro lado examinar y destruir individuos afectados ya en la etapa de embriones o durante el embarazo cuando es detectado por medio de amniocentesis u otro examen.
Se trata de destruir al individuo porque podría sufrir en el futuro. Sin embargo, basta preguntar a cualquier persona que vive con alguna discapacidad para darse cuenta que la mayoría reconoce que prefiere vivir con su condición a no haber tenido jamás la posibilidad de existir. Con que derecho podemos nosotros tomar esta decisión por otros??
Parece que estamos en un punto en que la sociedad ha decidido que los seres humanos concebidos con alguna discapacidad no deberían vivir para que no experimenten sufrimiento o para no tener que cuidar de ellos, pues en su sufrimiento hay una carga para algunos en particular y para la sociedad en general.
Parece que estamos en un punto en que la sociedad ha decidido que los seres humanos concebidos con alguna discapacidad no deberían vivir para que no experimenten sufrimiento o para no tener que cuidar de ellos, pues en su sufrimiento hay una carga para algunos en particular y para la sociedad en general.
Algunos defienden la aplicación indiscriminada de DGP con el viejo argumento de que los embriones aun no son un ser humano, pero la única diferencia entre los embriones y nosotros es el paso del tiempo y alimento recibido.
No está bien acabar con la vida de un ser humano antes de su nacimiento como no lo está tampoco después de nacer.
Los más fuertes tenemos el deber de ayudar a los más débiles, todos en algún momento pasamos por etapas de fragilidad en las que somos profundamente dependientes del amor, el soporte y la ayuda y que nos ofrecen otras personas. Este principio existencial se aplica a todas las condiciones de la vida, incluyendo las más serias y difíciles.
Quien tenga la intención de examinar embriones para eliminar los que tengan necesidades especiales, es preferible que no tenga hijos. Tal y como lo dijo el Alemán Robert Zollitsch, obispo de Friburgo, la “selección de embriones humanos viola el precepto de la dignidad humana: ‘’respetar a todos los seres humanos desde el principio”, “…todo ser humano es único como persona y portador de una dignidad que no es disponible, independientemente de su nivel de desarrollo, de sus capacidades actuales, de sus talentos, de sus puntos fuertes o débiles o de su posición social, y esto en todas las fases de su existencia”.