Gloria y Tani Cruz son una mujer y un hombre australianos que han estado casados por casi tres décadas. El l 7 de Marzo de este mismo año, Gloria, de cincuenta y seis años, fue llevada de emergencia al hospital Royal Darwin en el norte de Australia después de sufrir un accidente cerebrovascular mientras dormía.
Luego de practicársele una tomografía axial computarizada los médicos pensaron que Gloria podría estar sufriendo de un tumor cerebral y fue sometida a una cirugía que posteriormente fue considerada un intento sin éxito por salvarle la vida.
Al pie de su cama en la unidad de cuidados intensivos del hospital estaba su esposo Tani, para quien en ese momento, era muy difícil reconocer a la mujer con la que había compartido su vida los últimos veintisiete años. Con el rostro extremadamente hinchado y sin cabello, la boca entubada, otro tubo saliendo de la parte superior de su cabeza y otro en sus manos, yacía Gloria en la cama casi sin vida. Tani ha dicho que creyó que iba a colapsar cuando la vio.
Los doctores le advirtieron a Tani que Gloria iba a morir dentro de las próximas cuarenta y ocho horas pues en ‘su situación’ no había ninguna esperanza. Los especialistas recomendaron retirar el ventilador que la mantenía respirando en la costosa unidad de cuidados intensivos.
Desconcertado y sin saber qué podía hacer, fue contactado por un trabajador social y defensor de los derechos de los pacientes del hospital, quien lo urgió a autorizar el retiro del ventilador para permitir que su esposa muriera sin sufrimientos.
Tani respondió: ‘’Dios sabe cuánto la amo y sabe que no deseo que sufra, pero no quiero que ella nos deje. Soy católico, creo en los milagros’’.
Luego de dos semanas de duras presiones, Tani autorizo apagar el ventilador pero insistió a los médicos que un tubo fuese insertado a través de la boca de Gloria para que su esposa pudiera continuar respirando por sí misma.
Desafiando todo pronóstico y a pesar de haber sido declarada su muerte cerebral, Gloria despertó del coma tres días después de la cirugía para asombro de todos en el hospital.
Su esposo Tani ha dicho que se encuentra alerta, puede moverse en una silla de ruedas y está en camino de recuperación.
Mientras Gloria sigue mejorando, Tani afirma que la fe de ambos los ha mantenido con la fuerza necesaria para salir adelante.