martes, 14 de febrero de 2012

Si me falta el amor nada soy




Además del característico comercio de flores, bombones y otros regalos,  cada año el Día de San Valentín se convierte en una tortura para miles de seres quienes se sienten solos y faltos de con quien celebrar la bendición de estar enamorados y ser correspondidos.
Pero lo cierto es que las oportunidades de encontrar el amor son infinitas y están en todas partes porque hemos sido creados por amor y para amar.
Lo único necesario para encontrarlo es buscarlo, pero buscarlo de verdad, con todo el corazón!. Tal y como lo dice San Mateo, pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama.
Pablo de Tarso nos da las pistas para reconocerlo y nos recuerda que es esencial a nuestra condición humana:
Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado.
Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; y cuando
llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.