Alexéi Shapovál es habitante de Novokuznetsk una de las ciudades del distrito federal de Siberia.
En esta región históricamente baja en densidad de población, Alexéi y su esposa levantaron su hogar con 13 hijos, quienes a su vez son también padres de familias numerosas. Así Novokuznetsk es también el hogar de los 110 nietos y 10 bisnietos de Alexéi .
Casi todos los miembros de la familia viven cerca y están dedicados a la agricultura. Viven en un ambiente armónico y natural que invita a la vida en comunidad y promueve la cooperación y la solidaridad entre sus miembros.
El espléndido tamaño de la familia de Alexéi permite organizar a más de 10 equipos de futbol integrados solamente por miembros del clan, y ni hablar del número de asistentes a los partidos tomando en cuenta solo a los padres y hermanos de los jugadores!.
Sus nietos crecen con sus primos que al mismo tiempo son sus mejores amigos y con ellos aprenden a compartir juegos, alegrías y tristezas.
Andréi, uno de los hijos de Alexéi cuenta que a veces se les hace complicado recordar algunas cosas, por ejemplo, memorizar las fechas de cumpleaños de todos los parientes. Pero aclara que no tienen ninguna dificultad para asociar las caras con los nombres de los familiares.
Para organizarse y que no se le olvide ningún evento familiar, el orgulloso abuelo anota en una libreta todos los detalles relativos a sus descendientes.
Las madres de los niños juegan un rol fundamental en la organización familiar y la crianza de los niños, ellas son las verdaderas artífices de la logística familiar. Se encargan de cubrir las necesidades de los niños con la ayuda de sus esposos y de los hijo mayores.
Una de ellas es Vera quien venía de una familia numerosa y con siete hermanos jamás se imaginó que ella tendría tantos hijos, pero fue llegando uno tras otro y hoy en día cuenta 15 niños en casa. Vera reconoce el aporte invaluable de los hijos mayores en el hogar y en el cuidado de sus hermanos menores.
Alexéi afirma que el secreto para tener una gran familia es en primer lugar el amor a Dios, luego el amor hacia su esposa, de la cual se deduce el amor por los niños. El abuelo siberiano está muy orgulloso de su clan y con toda razón; sus hijos y nietos lo visitan para disfrutar de su compañía casi todos los días, su familia es de verdad su mayor tesoro.
“Hay personas que encuentran la alegría en bienes materiales, riquezas, automóviles. Mi alegría es interna cuando los miro a todos ellos, son hermosos, gallardos, son niños buenos. Eso es mi orgullo y es mi verdadera riqueza. El dinero es como el aire. Y esto es real, mi alegría y la dicha de saber que no he vivido la vida en vano”, dice el abuelo feliz.