domingo, 13 de febrero de 2011

Súper Tong Phuoc Phuc


Súper Tong Phuoc Phuc
Como madre de dos niños he conocido la felicidad indescriptible que significa ver la vida a través de sus ojitos tiernos y llenos de futuro. Mi esposo y yo nos hemos planteado varias veces la posibilidad y las ganas de tener otro milagrito en la familia, pero siempre terminamos concluyendo que es demasiado caro o que estamos demasiado ocupados con lo que constituye nuestra realidad en el momento.
 A pesar de gozar de suficientes recursos para vivir cómodamente, con mucha frecuencia esos medios los juzgamos insuficientes para abrirle la puerta a la vida.
Ese no es el caso de Tong Phuoc Phuc, un albañil vietnamita cuyo suledo es 180 dólares al mes y quien en los últimos años ha cuidado y mantenido a 80 niños.
Hace unos pocos años atrás la esposa de Tong Phuoc Phuc tuvo complicaciones durante su embarazo. El albañil, desesperado rezo y pido ayuda para salvar a su mujer y a su hijo, comprometiéndose según sus propias palabras a hacer algo bueno por la gente si se escuchaban sus ruegos.
A pesar de las dificultades del parto la madre y el niño se recuperaron. Pero durante el tiempo que estuvieron Tong Phuoc Phuc y su familia en el hospital, el hombre noto que muchas mujeres acudían al centro de salud embarazadas pero dejaban el hospital sin el niño. Tong Phuoc Phuc, presencio también cuando los médicos tiraban restos humanos a la basura.
Consternado por lo que había presenciado le rogo a los médicos que le permitieran llevarse los restos humanos con el propósito de enterrarlos dignamente. Con los pocos ahorros que tenía compro un pedazo de tierra y lo destino a la sepultura de los niños que no lograron llegar a término de su desarrollo en el vientre materno.
Tristemente, la tierra adquirida por Tong Phuoc Phuc se ha convertido en un cementerio de más de 9.000 pequeñas tumbas numeradas.
No conforme con la labor de sepultar dignamente a los restos de los niños no nacidos, este súper héroe de nuestros días ha logrado que más de 80 mujeres que habían decido interrumpir su embarazo, lo lleven a término y le entreguen al bebe para que él se haga cargo del niño.
Tong Phuoc Phuc cuenta que cerca de 30 madres han regresado en busca de recuperar a sus pequeños.
Los bebes que siguen en su casa, los cuida y los atiende como si fueran suyos, con los pocos recursos con los que cuenta y con la solidaridad de quienes se conmueven con su labor.

Generosidad y esfuerzos sin límites.  Amor hasta donde duele, ya lo decía la Madre Teresa, ‘’si duele, es buena señal’’.  Conocer la entrega de Tong Phuoc Phuc me lleva inevitablemente a preguntarme como seria el mundo si los seres humanos tuviéramos su capacidad de amar.